Hace 8 años de firmarse la Ley de identidad de género... recuerdo:

Aquella inquietud que sentí al inicio de mi actividad asistencial en consultorio, que me llevó a buscar respuestas para ayudar y responder a las dudas de mis pacientes, e investigar y estudiar la sexualidad humana, se repetía desde un lugar para mí impensado. 

Investigue y encontré que los obstáculos que tenemos los profesionales a la hora de abordar la diversidad son: incomodidad, prejuicio, discriminación, mala formación. Falta de entrenamiento en cómo preguntar/dialogar. Eventual heterosexismo, homofobia u hostilidad. Desconocimiento del tema diversidad sexual. Desinformación sobre el proceso identitario. Falta de tiempo, temor a abrir la ‘caja de Pandora’ y mal manejo de la confidencialidad (A. Helien)

Aprendí que la sanción de la Ley de Identidad de Género en nuestro país marca un hito a nivel local e internacional. Es la primera vez que desde el Estado se reconoce a las personas trans como sujetos de derecho, sin patologizarlas ni judicializarlas. 

Esta acción configura un paso más hacia la ampliación de derechos. (Atención de la salud integral de personas trans (travestis, transexuales y trasgéneros), Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.)

Conocí el término cis* a través de mi hijo menor (de 16 años) quien reflexionó y me dijo que las  mujeres no podían sentirse cis, dados los privilegios del otro género y las diferencias y dificultades que atravesaban a lo largo de sus vidas por el solo hecho de haber nacido...

Y pude empatizar y sentir que para conseguir avanzar en estos temas lo primero es sensibilizarnos con ellos. 

 

*Cisgénero refiere a personas en quienes el sexo otorgado al nacer se alinea con su identidad sexual. (Safer, 2019)