Este es un cuento de mi paciente, Juana Selestrin, con mi nombre, que me llenó de emoción cuando me obsequió su libro.
Juana es paciente mia hace mucho tiempo y además atiendo a su hija, a su nieta, a familiares políticas (nuera de su hija, y otras) y alguna familiar lejana (sobrina política y sobrina nieta), lo cual me hizo conocer mucho sobre la bonita familia que ella formó y con esta anécdota conocí tambien su maravillosa familia de origen.
GRACIAS A JUANA y ojalá disfruten el relato.
GABRIELA...
La señalo como a una de mis médicas elegidas, aunque para mi suerte, tengo varias profesionales que me ayudan con las nanas que me otorga la suma de mis años. (Dra. Cólera, Lopez Palma, Menchaca y Quintieri)
Me sucede con ella algo especial y distinto. Como no tengo una patología importante para mi edad, en nuestras charlas de consulta, siento que me está evaluando psicológicamente y lo valoro agradecida, porque entiendo con complacencia su interés por conocer mis vivencias familiares. En especial cuando le hablo de Croacia, la tierra de mis ancestros.
Le encantó saber que mi padre viajó a la Argentina decepcionado porque mi madre, la mujer que le agradaba, estaba de novia con otro, hasta que mi abuelo paterno le escribió que mamá había enviudado, entonces decidió volver a Europa para conquistarla.
Fue en ése momento de la conversación, cuando la doctora Gabriela Percossi, con sus manos apoyadas en sus mejillas, me dijo admirada, que lo que le contaba era una verdadera historia de amor, de la que ni siquiera yo había tomado real conciencia. Y en verdad era así.
Las historias de amor, no están solamente en las novelas televisivas, cine o teatro. Estan más cerca de lo que uno piensa. La vida, con el correr de los años, nos muestra la presencia del amor en cada acto de nuestra existencia y, aunque a veces nos parezca un cuento de hadas y príncipes, es nada más y menos, una presente y maravillosa realidad. Sólo tenemos que mirar.